Tras 16 días en la península ibérica, vuelvo a Cork, para iniciar el año con mucha fuerza y muchas ganas.
No voy a contaros mi escapada navideña a casa de mama y papá, porque este es el universo beerlandes y lo que me gusta es contaros como es mi vida aquí, en tierras verdes donde no puedo abrazaros sólo con una llamada telefónica.
Sólo os cuento que ha sido un no parar de reencuentros, de paseos por la vieja villa, emociones familiares, cenas comidas y meriendas, algún que otro contratiempo y mucho calor, pese a los pocos grados que ha marcado el termómetro.
Rabia diminuta me produce el haber estado de vuelta y perderme el manto de nieve que os ha caido por Madriles, pero es así, estoy aquí de vuelta y tras cinco días vuelvo a sentirme otra vez en casa, observando como llueve por la ventana y pensando en cual va a ser el próximo viaje, visita o tarea pendiente.
Me voy a despedir ya, esperando seguir recoletando historias para contaros, pero para no despedir el post sin fotos, aprovecho y os enseño un regalo que me hecho...
Despues de que mi bici haya sido usada durante más de un año, con un media de seis kilómetros diarios y empezaran a fallar cositas, he adquirido esta, de segunda mano, muy baratita y con muy buena pinta. Tiene suspensión en el asiento, 21 velocidades automáticas, manillar regulable, cuadro de aluminio, todo por 50 euretes. Una maravilla, ¿verdad?
No obstante la mía me la quedo que viene de perlas pa dejarla atada a cualquier lao sin preocupaciones...
Sed felices, nos leemos, un beso fuerteeeeeee.
Sed felices, nos leemos, un beso fuerteeeeeee.
2 comentarios:
Qué buena pinta esa bici. ¿Te la dejaron los reyes en Cork? seguro que sí jeje
Pues se agradece que vengas a vernos, chavalote.
Un abrazo!
Lo que si que tiene buena pinta son las luces que lleva montadas, que esas no venían de serie, que las regaló un tio que quiero mogollón :P
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